domingo, 29 de julio de 2012

SAN FÉLIX "II"


29 de julio


 SAN FÉLIX "II",
(365 d.C)

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   La historia de este personaje es oxcura, incierta y sorprendente. El año 355, el emperador Constancio llevó preso a Milán al Papa Liberio y después le desterro a Tracia por haber sostenido las definiciones del Concilio de Nicea y por haberse negado a condenar a San Atanasio. "¿Quién sois vos?", dijo el emperador al Pontífice, "para defender a Atanasio contra el mundo entero?". Un diácono de roma, llamado Félix, aprovechó la ocasión para hacerse consagrar Papa por tres obispos arrianos; pero sólo una parte del clero de la ciudad lo aceptó como Pontífice; en cuanto a los laicos, ninguno de los miembros de la nobleza le reconoció fuera de los miembros de la corte imperial. Los habitantes de Roma rogaron insistentemente a Constancio, cuando éste visitó la ciudad, que restituyese al Papa Liberio. El año 357, el verdadero Papa volvió a Roma donde fue recibido con gran entusiasmo por el pueblo. Félix huyó, tras haber intentado en vano ofrecer resistencia. El senado le prohibió que volviese a Roma. Murió cerca de Porto, el 22 de noviembre de 365.

   Como se ve, es dificil comprender por qué se honra a Félix como Papa santo y mártir. Sin embargo, así sucede en ciertos documentos espurios de principios del siglo VI, las "Gesta Felicis" y las "Gestas Liberii". El error se extiende hasta el mismo Martirologio Romano, en el que se lee el día de hoy: "En Roma, en la Vía Aurelia, la conmemoración del entierro de San Félix II, Papa y mártir, quien fue arrojado de la sede pontificia por el emperador arriano Constancio por haber defendido la fe católica. Murió gloriosamente, asesinado en secreto por la espada, en Cera de Toscana. Su cuerpo fue trasladado por el clero de la ciudad y sepultado en la misma Via. Más tarde, fue trasladado a la iglesia de los Santos Cosme y Damián; ahí fue descubierto bajo el altar de Gregorio XIII, junto con las reliquias de los santos mártires Marcos, Marceliano y Tranquilino: Las reliquias de los cuatro santos fueron de nuevo sepultadas ahí mismo el 31 de julio". Es evidente que se trata de una confusión con el Papa Liberio, a no ser que alguien haya intercambiado delberadamente los papeles que ambos personajes desempeñaron en la historia. El Liber Pontificalis refiere que el archidiácono Félix construyó una iglesia en la Via Aurelia, donde se hallaba la tumba del mártir San Félix; seguramente que ese hecho constituyó una nueva fuente de errores.

  A partir de 1947, el "anuario Pontificio" incluyó a "Félix II" en la lista de los antipapas.

   El sorprendente pasaje del Martirologio Romano que acabamos de citar es una triste prueba del retraso de la crítica histórica en la época en que el cardenal Baronio preparaba la edición de dicho martirologio. La inserción del nombre de Félix como Papa y mártir no se debió a falta de atención, pues Baronio, en su edición anotada del Martirologio, cita como autoridad en la materia su gran obra, Annales, que estaba a punto de publicarse. Monseñor Duchesne, discute en detalle el punto en la introducción de su edición del Liber Pontificalis, nn. 56-59. está fuera de duda que el texto del Liber Pontificalis dio origen a la confusión. En la Edad Media dicha obra tenía gran autoridad; así pues, la extraña inversión que contiene del papel histórico de Liborio y Félix se impuso automáticamente a los primeros compiladores del martirologio. No es imposible que el pasaje del Liber Pontificalis sobre Félix sea simplemente una interpolación, o que se trate de un vestigio de la Gesta Liberii. Acerca de este último documento, cf. Chapman, en Revue Bénédictine, vol. XXVII (1910), pp. 191-199. Ver también Salter, La formation de la légende des papes Libère et Félix, en Bulletin de Littér. ecclés., 1905, pp. 222 ss; y J. P. Kirsch, Die Grabstätte der Felices duo pontifices et martyres an der Via Aurelia, en Röm. Quartalschrift, vol XXVIII (1925), pp. 1-20.

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