jueves, 1 de marzo de 2012

SAN ROSENDO, Obispo


1 de marzo



SAN ROSENDO,  
Obispo



   Rosendo, hijo del conde  don Gutierre y de doña Induaria (o Ilduara), nació el 26 de noviembre del año 907, en un  lugar llamado Cela. En ese mismo siglo, con pequeñas diferencias nacieron sus hermanos y  primos. Todos ellos estaban imbuidos de las mismas inquietudes y pensamientos  predominantes en los años precursores del milenio, que amenazaba con el fin del mundo y  que reclamó cambios de vida y entrega a la conquista de la paz con Dios, mediante la  práctica de una religiosidad que llevaba al retiro del mundo en el interior de los  monasterios, los eremitorios y las casas dedicadas a la observancia de una vida en común  bajo los preceptos de una disciplina regular. Este fue el siglo de la expansión por  Galicia de la Regla de San Benito, que vino a suplantar las reglas y observancia de San  Fructuoso.

   Rosendo se educó en el seno de una familia noble y pudiente, bajo la tutela de su tio don Albarico, obispo de Mondoñedo, a quien sucedió y gobernó esa sede varios años, en los que edificó iglesias en distintos lugares de la diócesis, restauró otras y alternó la vida de gobierno con la de retiro en el monasterio de Caaveiro, fundado por él.

   Fue en Caaveiro donde Rosendo determinó la fundación del monasterio de Celanova (el 12 de septiembre del 936), lo que marcó una estela extraordinaria en su vida. Esta fundación contó con la colaboración de todos sus familiares. Quiso hacer de Celanova un faro de renovación religiosa en Galicia

   En el año 955, el Rey Ordoño III le nombró gobernador de las tierras de Celanova y de las jurisdiccionales de aquella amplia comarca que iba desde Riocaldo (en la frontera meridional de Galicia) hasta Santa María de Ortigueira (en la costa cantábrica). Más tarde y a petición de doña Elvira, tía del futuro rey Ramiro III, sucesor de Sancho el Craso, se encargó del gobierno y pacificación de Galicia, desde la primavera del 968 hasta los primeros meses del 969.

   Los méritos y fama de Rosendo hicieron que fuera nombrado administrador de la Diócesis de Iria a la muerte del obispo Sisnando, muerto por los normandos. En el 970 se encarga de la diócesis irense prolongándose esta misión hasta poco después del Concilio de León en el año 974. Después se retiró al monasterio de Celanova, ocupando la sede compostelana un monje (Pelayo Rodríguez), también de Celanova. Y en Celanova acabó su vida, el 1 de marzo del año 977. Fue enterrado en la iglesia del monasterio y en el año 1601 sus restos fueron exhumados para colocarlos en una urna de plata en el lateral derecho del altar mayor.      

   San Rosendo se destacó como monje, obispo, gobernador y pacificador de Galicia. El monasterio fundado por él fue uno de los más importantes monasterios benedictinos de Galicia, de extraordinaria proyección histórica por su acción colonizadora en gran parte de la provincia de Ourense.

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