viernes, 16 de marzo de 2012

BEATO TORELLO Ermitaño


16 de marzo

BEATO TORELLO
Ermitaño
(1282)

   Torello nació en Poppi, en Casentino, donde bajo la tutela de sus padres, ¡ vivió una juventud irreprochable. Desgraciadamente, después de la muerte de su padre, se dio a la vida licenciosa. Un día, que estaba jugando con sus disolutos compañeros, un gallo salió volando de un gallinero, se posó en su brazo y cantó tres veces, como advirtiéndole que se apartase del pecado. Torello quedó paralizado de asombro, convencido de que se trataba de una advertencia divina. Fuese en busca del abad de San Fedele a confesarse y recibió de éste la absolución, así como buenos consejos. Torello salió entonces de Poppi y se internó en los bosques, donde erró por ocho días. Encontró una roca grande, bajo el abrigo de la cual se albergó otros ocho días, alimentándose únicamente de hierbas y tres rebanadas de pan que había llevado consigo. Sobre esa roca resolvió construir una ermita, donde servir a Dios el resto de su vida. Así retornó a Poppi, repartió sus propiedades entre los pobres, quedándose nada más con lo poco que necesitaba para llevar al cabo su plan.
   Compró una pequeña parcela junto a la roca, para jardín y para habitar se construyó una choza donde apenas cabía. Se dedicó a la extrema penitencia. Sus vestiduras eran de piel de jabalí, con unas cerdas tan duras, que laceraban su carne. Dormía solamente durante dos días a la semana y su comida consistía en cuatro onzas de pan y un poco de agua. Su vida no era conocida sino por un amigo. Contra las tentaciones, castigaba su cuerpo hasta que le brotaba sangre y acostumbraba a sumergirse en agua fría hasta tiritar. La edad y las enfermedades hicieron que Torello se viese obligado a comer más y a mezclar un poco de vino al agua que tomaba. La muerte lo sorprendió arrodillado en oración a la edad de ochenta años, cincuenta de los cuales llevó vida de ermitaño. Se le atribuyen muchos milagros, entre ellos el haber salvado a un niño de un lobo, al que amansó en tal forma, que luego dormía a la puerta de la ermita. Aunque a veces se dice que Torello era franciscano, y otras que pertenecía a la orden de Valleumbrosa, la verdad es que no perteneció a ninguna orden. Su culto fue aprobado por el Papa Benedicto XIV.

   Un corto texto en latín de la vida de Torello se encuentra en el Acta Sanctorum. Cuando su culto fue confirmado en el siglo XVIII, algunos datos biográficos fueron publicados en latín y en italiano por Maccioni, Soldani, Cimatti Bellogrado y otros.

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